martes, 10 de julio de 2007

Diálogo y verdad

Según una antigua tradición de ciertos templos zen japoneses, si un
monje que está de paso, y sale airoso de una discusión sobre budismo
con uno de los monjes residentes, puede pasar allí la noche. En caso
contrario, tiene que irse.


En el norte de Japón había uno de estos templos, dirigido por dos
hermanos. El hermano mayor era muy erudito y el hermano menor era
más bien tonto y sólo tenía un ojo.


Cierta tarde un monje llegó a pedir alojamiento. El hermano mayor
estaba muy cansado, pues había estado estudiando durante muchas horas,
así que le dijo al hermano menor que fuera y se hiciera cargo de la
discusión.


-Pide que el diálogo tenga lugar en silencio -dijo el hermano mayor.

Poco después el viajero se acercó al hermano mayor y dijo:
-Qué tipo tan encantador es tu hermano. Ha ganado limpiamente la
discusión, por lo que tengo que irme. Buenas noches.
-Antes de marchar-dijo el hermano mayor-,
te ruego que me cuentes cómo fue el diálogo.


-Bien -dijo el viajero-, en primer lugar levanté un dedo para representar
a Buda. Entonces tu hermano levantó dos dedos para representar a
Buda y su doctrina. Así que yo levanté tres dedos, para representar a
Buda, su doctrina y sus seguidores. Entonces tu avispado hermano agitó
su puño cerrado ante mi cara, para indicar que los tres procedían de un
mismo acto de comprensión.


Dicho lo cual el viajero se marchó.

Poco después llegó el hermano menor, con un aire muy preocupado.
-Me he enterado de que ganaste la discusión -dijo el hermano mayor.
-No gané nada -dijo el hermano menor-. Este viajero es un hombre
muy bruto.
-¿Si? -dijo el hermano mayor-. Dime el tema de la discusión.


-Pues -dijo el hermano menor-, en cuanto me vio, levantó
un dedo para insultarme indicando que sólo tengo un ojo.
Pero como era forastero, pensé que tenía que ser cortés, por
lo que yo levanté dos dedos, felicitándole por tener dos ojos.
Ante lo cual, el miserable grosero levantó tres dedos, como
queriendo decir que entre los dos sólo teníamos tres ojos,
por lo que me enfadé y le amenacé con darle un puñetazo en
la nariz. Así que se fue.


El hermano mayor se rió.

5 Comments:

Noël said...

La vida son las "interpretaciones" que hagamos de todo, sin duda.

Qué buen cuento, jajajaja, lo quería empiñar!!!! Y quedó como sabio, jajajaj!!!

Shatiri said...

Sin duda, a mí siempre me gustó esta historia, donde muestra la subjetividad de las discusiones, y como para todas las cosas profundas o no...hay que tener humor...

Saludos

Noël said...

Siiiiii... es así. Hay que ver las cosas con humor, sino la visda es un soberano embole...
Beso.

Mark said...

jajaja
muy buena !!

Para el papel de monje tuerto tengo un par de candidatos.
Algun infeliz que dice cualquier boludez y queda convencido de haber ganado alguna discusión...


Me quedé pensando... tiene algo de terrible..., cuántas veces en la vida uno debe ser juzgado por alguien que no está capacitado para hacerlo.
Cuantas veces tu futuro depende del buen juicio y/o el buen entendimiento de algún 'monje tuerto', sea tu jefe, un profesor, etc.

Ta salado.

Salú

Shatiri said...

Si estará lleno de tuertos como éste en el mundo...tenés razón...pero la historia es buena... en ella hasta el hermano mayor se ríe...

Saludos